Junio
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"Quien no tiene toda la inteligencia de su edad, tiene toda su desgracia." Voltaire |
Me ha sucedido que creo que he ganado tanta experiencia a veces con solo ir al colmado a comprar unos Cheetos. "Diablo! Cruzé la calle, no me atracaron y el colmadero no me violó... Soy grande ya. Debería mudarme sola". Si están entendiendo mi idioma, vengo para contarles que hoy sentí que mi vida entera pasó en un instante. Pasé por cada etapa de la vida más rápido que en un fuín fuán. Si no entiendes de lo que hablo estás bienvenido a no entender.
Llevaba la mañana entera sentada en el carro oyendo a mi madre reprocharme el ser tan negligente. Me hablaba de un favor que le debo a una persona. (ojo: este favor podría garantizarme un futuro favorable. pero no, a Bianca le gusta joderse ella misma) Daba lo que fuera por un segundo de silencio. Hasta me puse a cantar canciones que no conocía y luego ponen "Superhuman Touch" de Athlete. (te amo 102.1) Entre ella bajando y yo subiendo el volumen, llegué a mi destino. Ni me despido, pues ya siento que hemos (o ella SOLA ha) hablado demasiado. Al abrir la puerta, un precioso motoconchero me iba a llevar el lado izquierdo entero. Mientras cierro la puerta y cruzo la calle el hijo de su mai' me gritó "gringa estúpida" porque mi acción no lo dejó meterse en vía contraria hacia la entrada de un parqueo privado. (y yo soy la estúpida)
Subiendo los escalones de la entrada brinco de uno en uno como lo hacia cuando era niña. Voy contando los brincos y tarareando una canción que nunca he oído en mi vida. Tarará pap pop pap tarará. No fué sorprendente cuando todos los que esperaban el ascensor me miraban raro. Para vengarme, cuando entré al ascensor, me "equivoqué" y presioné tres botones de los cinco disponibles. (jajaja eso y las demás personas que llamaban el ascensor nos hicieron parar en cada piso) Por suerte me dejaron de mirar raro. Ahora me miraban mal.
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Con todo el respeto (mujer del gimnasio que no conozco) usted tiene un cuerpaso y es muy bonita. |
Imagínense prácticamente corriendo (de tortuga ninja evolucioné a corre caminos) y que de repente se detenga la cinta y te des un tablaso en la barriga. El punto es que después de tres paradas abruptas que aterrizaron justo en mi ombligo, decidí llamar a un entrenador. Le hago señas, a lo que el corresponde a mi llamado (con su swagger de chopo inflao') y viene caminando hacia mi. Al momento de su llegada me pregunta: "Todo bien?" ...
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Momento icónico en el cual el repartidor jura y perjura que repartío un buen pedazo a quien respondió el timbre. No exactamente un pedazo de pizza. ¿Entienden? |
Suficiente beef, ahora de vuelta a la historia.
"No..." le respondo con una sonrisota "...la máquina se detiene cada dos minutos". Debo admitir que fue muy educado, "Seguro usted no está ingresando el tiempo, jóven" (acha! se dirige a mi como tercera persona. soy vieja ya. hoy mismo me caso y tengo mellizos) El trainer me ajusta la máquina y antes de irse le digo "Si vuelve a pasar me voy a volver loca y la voy a desconectar. Gracias!" No hace más que sorprenderse, reírse de mi y volver a su puesto de trabajo (que conste que me encanta hacer reír a las personas. me es irrelevante si se ríen de mí o conmigo).
Noten como el problema más grande que tuve hoy (hasta ahora, pues la jornada no se acaba y falta aguantar unas seis horas de clases) fué que mi máquina no funcionaba apropiadamente. Osea, ese fue mi gran crisis existencialista del día de hoy. Si la máquina no lograba funcionar, seguro me iba del gimnasio con un pike grandísimo que me amargaba el resto del día. ¿Entienden lo que digo? A veces me impresiono yo misma al tener 19 años de "vida" y ser portadora de preocupaciones completamente triviales.
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Para los que no entienden: un ejemplo perfecto es el hombre ensacado. El es la epítome de comer boca. |
En ese instante es cuando pienso, "wow. esas mujeres hablando de hijos y uno aquí... preocupada por que mi caminadora no funciona y en cualquier momento me voy a dar un coñaso que me va a sacar el aire" Admito que en comparación, mi problema no era problema. ¿Incómodo? Muy. ¿Relevante en mi vida? No. A menos que me desgarre el músculo abdominal y sufra de hemorragia interna. Eso si sería un problema. Después de un rato, me encontraba preocupada por las angustias que sufrían las que tiraron a Pedro en el pozo. En un momento de debilidad hasta pensé en ofrecerles mi ayuda para la fiesta. Diseñar invitaciones, recomendar caterers, y hasta servir de nana para Miranda. Pero todo desasosiego tiene su fecha de expiración.
Luego de tirarme quince minutos de Olivia dándole cátedra a Yaqui de cómo ser mejor madre y que su hijo es un inútil, capta mi atención el reloj de pared. En varios minutos empezaba mi clase de Body Attack (por cierto, muy buena clase. lo único malo es que no tienes cómo salir a mitad cuando ya te falta el aire, y prefieres guindarte del techo con el cordón de los tennis antes que finalizarla) y estaba realmente jarta de Olivia. Me apeé de la caminadora y le desee a las tres bon chançe.
Unos ochocientos trompones aéreos después voy camino al baño con la cara dura. Salgo de la clase como la que no está cansada (triste que debí preocuparme por las apariencias) y cuando veo el pasillo que dirige hacia el pipi room, veo la gloria. Iba directo a derramarme en el sofá, así como hace el shampoo cuando nos lo echamos en la mano. Pero para mi desgracia habían tres doñas de unos setenta y tanto de años tomando té. No me quedó de otra más que servirme té y comer boca por este lado también, claro.
La señora que se pasó la clase entera quejandose de que era muy difícil conversaba con otra mujer de más edad. Esta se resumía a leer el periódico y beber té, asintiendo a todo lo que decía la quejona (mujer sabia esa. wise beyond her years... if that's possible) Doña Grecia piropeaba a su amiga, le decía que la veía muy "esbelta", la felicitaba por venir al gimnasio tan temprano y le preguntaba de su vida. Fátima, la más jóven, le comentaba que todo iba bien pero que a veces se sentía sola. "Ay si mija, después que mi esposo falleció no me he podido recuperar del todo" le decía. Con cierto respeto a lo ocurrido, Grecia pregunta cómo exactamente había fallecido el esposo de su nueva amiga (si porque no se si se acababan de conocer o se conocían de hace mil años. la gente mayor sólo necesita una taza de té o café y veinte minutos en el mismo sofá para ya arrepentirse de no haber sido dama de honor de la boda de la otra)
"Cómo partió tu marido?" pregunta. A lo que Fátima responde "Infarto terminal"... Que sádico. Osea, no le pudo dar un infarto como nos da a los mortales. Le tuvo que dar un infarto TERMINAL. Sonaba como si el hombre era un insecto y tenía que ser exterminado o algo. Yo no sé. Pero me sentí apenada por pensar en cosas graciosas durante ese momento. Fue muy lindo escuchar a Fátima abrir lo más profundo de su alma a una compañera (y a una comeboca). Aunque me pareció muy triste también que aún después de veintidós años de fallecido, esa señora todavía no esté "del todo bien".
¿Qué sería de mi si mi esposo muriera antes que yo? No me imagino tener que cuidarme sola después de vieja. Aparte de que estoy segura que seré de esas viejas que le caen mal a media familia. Diciendo a las nietas que están gordas, a los hijos que por culpa de ellos mi vida no fué lo que quise que fuera, y quejandome de que la mecedora está muy escandalosa (muy dominicano eso). Seguro me encuentran los gatos dos días después de un infarto como en las películas. Pero... ¿qué rayos hago yo pensando en esas cosas? De un momento a otro me convertí en una anciana amargada; hablando por los codos, bebiendo té y leyendo el horóscopo (eemm... bueno je je. yo hago eso todos los días. should i be worried?)
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Deseo que todos rían y amen sin medida. Pues el corazón que así late, siempre será jóven. |